Como la música
que el rocio de la mañana
no te puede regalar.
Como esa gota que sólo
puedes ver, oler y tocar
si has sido elegido.
Llegó a tu vida, sin saberlo
un sueño velado, tapado y legítimo,
doloroso y muy trabajado...
el sueño del SER.
Y llegó la energía eclosionada,
y llegó el abrazo delirante,
y rebosó la ternura.
Y llegó ser mujer entre machos,
y llegó la pelea de los juicios y las almas heridas
y llegó mirar atrás...
para que,
a tu alrededor,
crecieran margaritas...